lunes, 18 de enero de 2010

La polar brillaba con luz propia pero era solo un espejismo




El que escribe sabia que sería un buen día.La luz de la mañana era intensa pero las previsiones daban un día gris y lluvioso.En la cafetería del hotel La Polar, todos los clientes eran felices, unos disfrutando del café con, otros tenían razones mucho más importantes para sentirse cerca en el cielo.
Las diez de la mañana es una buena hora para iniciar la ruta.El aire era intenso y la luz se iba desvaneciendo.Fue subirnos a nuestras monturas y cambiar el tiempo. El cielo gris iría cerrándose más y más hasta que una fina lluvia nos haría compañía. El placer de la buena conversión nos llevaba a ir aumentando la intensidad de nuestras pedaladas y de nuestra charla.Entramos en el terreno de lo privado a buena velocidad.La lluvia se hacia más intensa y la pista seguia desierta.Nos dimos un buen paseo y nos sentimos un poco mas compañeros.
El final seria la imagen del paseo de la playa con una intensa lluvia,un gris plomizo y muy poca gente disfrutándolo.Un breve apretón de manos cerraba dos horas y media y 40 km de vida.

2 comentarios:

Jose Luis dijo...

Conmigo no quedes nunca en una cafetería, me gusta demasiado la bollería y esos cruasán troceaditos tenían muy buena pinta.

tantos y cantos.... dijo...

Son esas pequeñas cosa.....en el acto recíproco de la compañia, el compartir; ser y estar.....
El blanco refuerza la luz, el negro es la ausencia de color y el gris da la impresión de frialdad pero también sensación de brillantez, elegancia.
Saludos desde la Atalaya,con una hermosa luna difuminada por la bruma de la mar.