viernes, 29 de enero de 2010


El que escribe mientra recorre la ciudad con su querida Bluetomate, se come con patatas lo que se presenta ante su vista.Estos días tan intempestivos sigue escuchando el sonido del mar y sintiendo el salitre en su rostro.Los días crecen y la luz va cambiando pero seguimos cruzandonos con las mismas historias y las mismas personas de todo el año.Sucede que somos mas propensos a la melancolia y al drama.
Hoy he tenido la suerte de sentirme utíl con una persona  muy querida. Mi hombro ha servido de valle de lagrimas en un mal momento. Otra vez una lagrima, un torrente de lagrimas han recorrido mi cuerpo.Solo he podido aguantar el tirón y mostrarme comprensivo con la persona que sufría.Otra vez le he dicho que aquí estamos para compartir el dolor y el sufrimiento por la ausencia de un ser querido.Otra vez me he acordado de mi gran abuelo, de mi discreta abuela y del bueno de mi padre, ya ausentes. Mi querida Bluetomate me ha llevado con cariño a los lugares que frecuentamos a diario y creo que me ha hecho pasar más de una puerta....
Creo que todos cruzamos puertas y guardamos secretos, pero para eso estan las puertas y los secretos.

3 comentarios:

CIMAFERMIN dijo...

La punta Lequerique es un lugar un encantado por las sirenas del Cantábrico.

Jose Luis dijo...

Es bueno poder llorar, yo necesité llorar un último día de enero de hace ya muchos años sin que me cayera una sola lágrima y por ello lloro ahora a diario. A veces se me nota y a veces no, como una cicatriz a veces está al aire y otras no.

Anónimo dijo...

Es bueno poder llorar, también lo es tener ese hombro donde poder hacerlo.