jueves, 14 de mayo de 2009

Hemingway tambien sentia pasión por las bicis.

El que escribe hoy te postea un texto de Rogelio Garza que hace referencia a la pasión del "bueno" de Hemingway por las bicis.
Hemingway encontró un sentido más lúdico, pero igualmente pasional por las bicis.
En una vida llena de aventuras y movimiento: de Illinois, al frente de guerra en Europa, en 1918; de París hasta Cuba, el autor de El viejo y el mar hizo de su vida una fiesta, la cual tuvo un triste final con un disparo en la cabeza.
Alguna vez escribió en Islas en el Golfo que uno de los momentos más felices de su vida se remontaban a esos días de inocencia cuando ganaba lo suficiente para comer, cuando una bicicleta le resultaba más divertida que el automóvil.
“Desde la bicicleta se veía el paisaje perfectamente bien y además montarla ayudaba a mantenerse en forma. Volver a casa en bicicleta dejando atrás el Bois y los Champs Elysées y la Rond-Point. Mirar atrás y contemplar el tránsito formando dos hileras o columnas, y ver el Arco destacando su gran silueta gris en el atardecer.”

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