lunes, 10 de noviembre de 2008

Rosario Acuña

El que escribe mientra leía el poema de Rosario Acuña y hacia las fotografías que te postea, se sentía un afortunado pudiendo contemplar el mar y la montaña con un simple movimiento de sus ojos. Un día de otoño claro le permitia disfrutar de una vistas impresionantes en un lugar muy próximo a Gijón. Mientras "rumiaba" el paisaje y la poesía, me imaginaba a una anciana paseando por la senda costera y disfrutando en solitario de una bonita mañana de Domingo. También recordaba el espíritu viajero y luchador de esta feminista que eligió estos parajes para pasar los últimos años de su vida.



1 comentario:

Anónimo dijo...

Donde se encuentra el poema, es un sitio mágico y espiritual para esta ya luanquina...Cuando me siento un poco depre me gusta acercarme y sentirme viva. La capilla que se encuentra justo detrás, también lo es...por la ofrendas de la gente, y que esta servidora poco creyente mira con admiración…
Un beso y un fuerte abrazo.