domingo, 4 de abril de 2010

POR EL CAMINO PRIMITIVO. El regreso.

Me levanto con un sabor agridulce en mi interior. Un sabor agridulce por muchas cosas. Las lagrimas del día anterior y la tristeza de saber que el libro de ruta dice que, esto se acaba. La alegría por los momentos compartidos y por que todo ha ido bien.

La Bruma de Bruma invita a tomare la ruta con calma. Disfruto de la tranquilidad de cruzar pequeñas aldeas todavía dormidas. Con el día mi ánimo y el tiempo se calientas. Me dejo llevar por el paisaje y por el aire limpio de las montañas. Se que me quedan pocos kilómetros para llegar a Vigo.
Todo cambia cuando me meto en la carretera comarcal que me lleva primero a Betanzos y más tarde a Vigo. El tráfico hace que tenga que cambiar el chip. Lo que hasta hoy había sido paz y amor se convierte en la ley del más fuerte. En una curva me doy cuenta de mi fragilidad. Un Opel rojo toma una curva a toda velocidad y por escasos milímetros no me manda para el otro barrio. Aliviado y sabedor de mi suerte me voy a la estación de tren para hacer el recorrido de vuelta a casa.
Me esperan unas cuantas horas de tranquilo traqueteo en un tren que me enseña bellos paisajes. Como puedes suponer la tarde se convierte en una charla tranquila conmigo mismo, en la que haré planes, recodaré momentos y escucharé a mis compañeros de asiento
Ha sido un viaje muy tranquilo y lleno de acontecimientos salido solo y llegaré solo, pero me he sentido acompañado, muy bien acompañado por personas que han entrado y salido de mi vida muy rápidamente, pero me han dejado un recuerdo que llega hasta estos momentos.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Menos mal que ya estás en casa, chaval. Me tenías preocupada.Coge fuerzas que no te queda nada. Lo que podrás contar a tus niñ@s. Haz un cuento con todo tu viaje y les tendrás "embobados" y atentos.

ivan dijo...

Me has convencido aún más. Muchas gracias por compartir esto. Nos vemos