El que escribe tiene la costumbre de saludar y pararse a hablar con los habitantes de las zonas por donde pasa. También le gusta el contacto con la naturaleza , le gusta ver el sol al amanecer y al atardecer y también le gusta escuchar los sonidos de nuestro entorno. Pero , sobre todo, le gusta escuchar a las personas que viven en el medio rural.
Frenar nuestra bicicletas, decir buenos días y escuchar con calma a las personas que encuentras, es una fuente inagotable de conocimientos y de sensaciones.Me hace retrotraerme a los tiempos en que paseaba con mi querido abuelo,por los mismos lugares que ahora recorro con mi abnegada Dichewemy.
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