lunes, 22 de septiembre de 2008

El otro Angliru

Al que escribe y a Pedro, Pepe, Gelu,Chendi, Kike, Javi y Francu les llevo subir al Angliru 6 horas y pico.Ahora sentado en mi sofá viendo subir al podium a Contador me estoy acordando del aquel momento mágico. Para llegar a La Cueña les Cabres seguimos a Pepe por los caminos más empinados que hay por la zona de Riosa. Llenos de barro y con la gasolina en la reserva llegamos a la fiesta del ciclismo. Compartimos cuneta con gente venida de los mas diversos lugares. Una pareja de Australianos, los del Barraco(incluido Chozas), asturianos, vascos, cántabros, un gallego bastante "tocado", castellanos etc. Era una fiesta de gente subiendo en bicicleta por La Cueña. Bastantes chicas( sobre todo foráneas) con todo metido y sudando la gota gorda. Rocio Gamonal también pasó por allí. Me dieron envidia Superfidel y Gabri que acamparon a la orilla de la carretera( le molo a Gabi que Chechu al final de la etapa le saludase por ir con la camiseta del Sporting).
Fue un día muy bonito y con muchas pequeñas historias vividas.El final feliz que ya es un retal de nuestras vidas.

4 comentarios:

CIMAFERMIN dijo...

Pedazo de excursión,pedazo de paisajes,pedazo de ambientazo,pedazo de compañeros y como bien dices tu pedazo de día inolvidable.

Emilio Fernandez dijo...

Bien por los recuerdos y más que los recuerdos, por los instantes vividos en ese presente. Ahora solo queda el recuerdo o lo que es mejor, el momento actual con sus incertidumbres y sus planes de futuro........
p.d Machus te pide disculpas por no ir, estaba algo tocada de salud (dolores varios) y no al final no se animo. Prefirio quedarse tirada en la cama.........

Anónimo dijo...

no te voy a decir q me arrepiento de no haber ido, por q estaba montando con mi pequeñaja en un sitio para locos.
pero si te puedo decir q me hubiese gustado mucho estar ahi con todos vosotros.

Anónimo dijo...

Etapas como la del Angliru no se olvidan núnca.
A "Gabi" (y a mi) no solo nos moló el saludo de Chechu, sinó que supuso la guinda a una noche y a un día a pie de cuesta para ver una etapa inenarrable.