Corria Julio del 2001 cuando el que escribe se paseaba por la calle de la estafeta en Pamplona. En aquella ocasión viajaba con dos maravillosos compañeros. Ya no recuerdo sus nombres pero si recuerdo las ermitas que me enseño el ingles de blancas barbas, también recuerdo el atracón de vino que nos pegamos en Estella y la formidable cena en compañía de unas rellenitas alemanas.
No me puedo olvidar del muchacho italiano y la fabulosa comida que nos dimos en Fromista a base de pan y miel de los pirineos franceses, ni de la sopa que cenamos en el albergue de Sahagun de Campos, ni de la música que salia de su flauta travesera.
P.D. En algún momento te hablare se sus fabulosas bicicletas
¿Quién sabe por donde andarán? ¿Quién sabe si algún día nos volveremos a ver?
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