"No hay nada como estar lejos de casa en un país en guerra para conocer la fragilidad de tus planes, y con una profunda sensación de decepción supe que mis nervios estaban flanqueados. Había alimentado antes un deseo secreto de ir más allá de los riesgos usuales, de obligarme a cruzar un umbral de cálculo, a saltar a una situación en la que era imposible calcular los riesgos que corría. Quería ser libre, aunque sólo fuera por un día, de la tiranía de saber de antemano lo que tenía que esperar; de montar en una alta ola de incertidumbre hasta que ya no pudiera sentir su movimiento. Quería demostrar que era posible viajar por esos lugares que otros evitaban, y la ruta central era el lugar perfecto para poner a prueba todo esto. Estaría más allá de todo en un espacio inexplorado, sin amigos ni contactos, sin conocimiento previo alguno, un lugar en guerra, donde helaba, habitado por caníbales adolescentes. En Kabul había parecido una idea razonable. Solo había un problema: ahora mi propio plan me aterrorizaba."
Que lástima que los libros pierdan tanto con las traducciones (o con los traductores). La expresión de "nervios flanqueados" es un buen ejemplo de traducción con el diccionario al lado para poner lo primero que aparezca...
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