Para mí el bordón sólo.
A vosotros os dejo
la vara justiciera,
el caduceo,
el báculo
y el cetro.
Para mí el bordón sólo del romero...
Yo quiero el camino blanco y sin término.
León Felipe
El que escribe hoy te quiere hablar de esos chicos que han vivido al límite o quizás, más allá del límite y que cuando te los encuentras generan en tu mente diversas sensaciones.
Te estoy hablando de dos almas gemelas, dos individuos que casualmente regentaban sendos albergues de montaña. En los albergues, colgados de sus paredes, cuadros y citas literarias de muy parecido pelaje. Sus espíritus completamente salvajes con lo que eso conlleva. Sus cuerpos más acelerados de lo normal por el efecto dañino de ciertas sustancias. Su visión de la realidad, unas veces lucida y otra delirante. Su sentido del humor muy cambiante. A veces buenos y a veces peligrosos. Con mil historias en sus zapatos y con la curiosa habilidad de, en un momento ser tu mejor amigo y al instante siguiente no conocerte.
El tema es que hace unos años en el albergue de Fiscal, un pueblecito del pirineo, tuve la ocasión de disfrutar de una memorable tarde en compañía Quique, el “responsable” de aquel lugar de reposo y agitación. Nadal ganaba Wimblendon y nosotros entre cerveza y cerveza disfrutabamos de su recurrente chascarrillo "No suda el H.P." en referencia a la condición fisica y mental de Federer. Como el partido tuvo varias suspensiones tuvimos tiempo de beber, seguir bebiendo, cenar y escuchar, escuchar y escuchar.
El fin de semana pasado en Vega de Carro, viví algo parecido. Me encontré con otro tipo con el mismo perfil. Jose Luis pese a sus problemas con las sabanas bajeras, las mantas y las fundas, nos dio una noche memorable. Su queimada, la charla previa y su forma de estar me siguen produciendo diversas sensaciones. En ocasiones creo que los cuerdos son ellos, que los que entienden la vida son ellos, que los que van en la dirección correcta son ellos y que tenemos que tomar nota de lo que dicen y de lo que hacen. Lo cierto es que el poema de León Felipa, la pólvora trazadora, la mandarina y la tierra de los tres continentes han hecho que mire con ternura y con admiración a Quique y a José Luis